HABÍA una vez, un colegio que se llamaba C.E.I.P Virgen de Tiscar. En aquel colegio, estaba una clase, que era la clase de sexto. En esa clase HABÍA 23 alumnos y un maestro: Ainhoa, Sandra, Salomé, César, Miguel, Manuel, Francis, Pili, María, Esperanza, Marta, Miguel Ángel, Álvaro, Cristina, David, Ramón, Jonathan, Antonio, Gisela, Fátima, Daniel, Lucía, Raúl, y el profesor: Cipriano.
Como ese era nuestro último año en el colegio, nos iban a llevar a algún sitio de sorpresa, nosotros no lo sabíamos. Nos dijeron que donde nos iban a llevar, íbamos a ir a Mayorca, estaba lejos, HABÍA que volar en avión para llegar HASTA allí.
Aquel día, nos dijeron que al día siguiente, íbamos a HACER aquel viaje, que preparáramos las maletas, nos dijeron todo lo que HABÍA que llevar. Nos íbamos a quedar unos cuantos días, el avión, saldría a las 6:30 de la madrugada.
Al día siguiente:
Sandra.- ¡Que chulo!
Miguel Ángel.- Si, es genial.
César.- Madremia, ¡HAY servicios y todo!
Cipri.- ¡Esto es muy grande!
Abrochaos los cinturones, que esto va a salir ya.
Todos.- ¡Vale!
El avión se estaba despegando del suelo.
Marta.- ¡Ay!¡Esto se mueve!
Manuel.- Marta, imagínate que cuando estemos volando, HAY un fallo y nos estrellamos jeje.
Marta.- ¡Anda Manuel, cállate la boquita que así estás mas guapo!
Ainhoa.- Jajaja.
Cuando estábamos volando:
Ainhoa.- ¡Guau! HAY unas vistas preciosas. Asomaos por las ventanas.
Jonathan.- Es chulísimo. HAY un arcoíris.
Cristina.- ¡Esto es Madrid!
Ainhoa.- ¿Cómo lo sabes, Cristina?
Cristina.- Lo sé, porque cuando fui a París, pasé por aquí.
Ainhoa.- Ah.
Ya estábamos llegando a nuestro destino: Mayorca
Cipri.- Venga, ir desabrochándoos los cinturones, que vamos a salir.
Salomé.- !Ole!
Ya estábamos donde nos querían llevar.
Era como un HOTEL que tenía balnearios, habitaciones. Queríamos bañarnos en los balnearios, fuimos a ponernos los bañadores.
Entonces, HABÍA un balneario para las niñas, y otro para los niños.
Cristina, se vistió de chico, y se fue al balneario de los chicos, para hablar con Miguel Ángel.
Cristina dijo que se llamaba Steve.
César, se vistió de chica para HABLAR conmigo. Yo supe que era César desde el primer momento, se lo noté por la cara.
Ainhoa.- ¡César, fuera de aquí!
César.- Que dices de Cesar, que yo soy Gertrudis.
Gisela.- ¡César que sabemos que eres tú!
César.- Vale, vale ya me voy.
Ainhoa.- Así me gusta.
Cuando terminamos de bañarnos, decidimos mirar un poco el HOTEL. estábamos viendo HABITACIÓN por HABITACIÓN. Vimos un espejo roto, pero no le dimos importancia.
A la media noche, nos dio sueño, decidimos ir a dormir.
Cuando ya estábamos durmiendo, escuchamos pasos, ruidos, decidimos ir a ver lo que pasaba.
Estábamos a oscuras, se fundió la luz.
Todos estábamos muertos de miedo, abrimos la puerta, y al abrirla... ¡Nos encontramos a la niña del exorcista, la niña del pozo, la niña de la curva, la niña del espejo, Chucky, etc!
Entonces nos HABÍAMOS ido como los rayos, a la cocina, a por un cuchillo. Como Íbamos tan rápido, Marta se cayó al suelo, Salomé, tropezó con Marta. Las dos se HICIERON una HERIDA, pero aún así, se levantaron y siguieron corriendo.
Había cuchillos para todos, menos para mí.
yo cogí una motosierra.
¡César, le HINCÓ el cuchillo a la niña del exorcista, Manuel le HINCÓ el cuchillo a la niña de la curva, Sandra intentó HINCARLE el cuchillo a Chucky, pero como era un muñeco, no se podía, entonces yo cogí la motosierra y adiós a Chucky!
Ya acabamos de matar a todos los monstruos, y ya podíamos estar tranquilos.
Como ya estuvimos cinco días en aquel HOTEL, decidimos que ya era la HORA de volver a casa.
Volvimos a casa en el avión.
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